Este restaurante recóndito esta ubicado al final de un pasillo en plena Barcelona, cerca del puerto olímpico. Es un restaurante en el cual no existe el menú ni la carta, la propuesta diaria depende del mercado. Te sientas en la mesa y comienzan a traer platos, el segundo sí que lo eliges tu.
Cocina marinera de siempre, sin innovaciones, en la que hay que destacar el producto y la cocción. Buena bodega de vinos y cava que nos ofrecen a la llegada. Conviene reservar y respetar el tiempo de la comida. No caben las prisas. Es un restaurante regentado por los amantes de la buena cocina y por algún que otro famoso.
Un inconveniente, el precio. Unos 70/80 euros por cabeza, pero sin duda uno de los lugares mejores para impresionar a los foráneos. El trato es muy bueno, sin agobios ni sofisticación.
Sin duda un lugar que hay que visitar aunque solo sea una vez en la vida.
Dirección: Pla de Palau, 2. Barcelona
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| Passadís d'en Pep. Barcelona. |
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